El impacto del Big Data en la arquitectura

Por Federico Ambrosio – ARQ diario de Arquitectura

Según estudios realizados por los referentes de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), el fenómeno del Big Data se encuentra en pleno crecimiento y ninguna proyección indica que esta tendencia desaparezca. Cada día se generan en el mundo cerca de 2,5 quintillones de bytes y casi el 90% de la información que circula en internet fue creada en los últimos dos años.

El Big Data se basa en sistemas informáticos que tienen como objetivo almacenar grandes cantidades de información en bases de datos para luego identificar comportamientos. Por ejemplo, cada vez que un usuario de internet realiza una búsqueda o publica una foto en cualquiera de las redes sociales, esta ingresando, sin saber, una gran cantidad de información que impacta en gigantescas bases de datos. Estas matrices de información pueden ser evaluadas en tiempo real y detectar patrones de comportamiento del usuario y realizar una acción dirigida, como por ejemplo recomendar contenido específico o bien personalizar publicidad. Hasta ahora nada demasiado nuevo bajo el sol, pero la arquitectura ¿puede incorporar estos flujos de información dentro de sus procesos? Todo indica que sí.

En este mismo instante miles de equipos (termostatos, centros de control y sensores) están generando inmensas cantidades de información que se almacenan en la nube o bien en inmensos discos rígidos. Estos datos reflejan el comportamiento de los edificios y de las ciudades y, por medio de algoritmos, pueden representar tendencias, rendimientos energéticos y, en una escala mayor, manejar flujos de tránsito en una ciudad.

El impacto que la Big Data puede generar en la arquitectura se hace evidente en gran parte debido a las exigencias que imponen los clientes. Un ejemplo de esto es que mediante la incorporación plataformas ricas en datos, como el de los modelos BIM, se pueden producir y manejar variables con el fin de utilizarlas en la generación del negocio, el control de la eficiencia energética, los costos de construcción, el mantenimiento, la operación y la gestión de las instalaciones en los edificios. Frente a estos nuevos requerimientos queda claro que la arquitectura no finaliza en el proyecto ni en la entrega de la obra.

Este concepto de “Big Data y arquitectura” tiene su contraparte económica, es por eso que resulta vital para los propietarios contar con estos recursos dado que con esta información, se pueden disminuir los gastos relacionados a mantenimiento, programar inversiones, entre otros. Un ejemplo de esto son las aplicación de normativas BIM que el Gobierno Británico está impulsando en relación a los edificios públicos y que tienen como objetivo final generar modelos capaces de gestionar de manera eficiente las edificaciones a lo largo de su ciclo de vida.

En relación a la gestión de recursos energéticos, el USGBC (United States Green Building Council), creador de la certificación energética LEED, ha desarrollado un nuevo concepto de evaluación de edificios en tiempo real basado en el Big Data. Bajo el nombre de LEED Dynamic Plaque, esta plataforma intenta contrastar resultados concretos del comportamiento energético de los edificios. De esta forma, la pregunta acerca de cuánta energía se esta consumiendo en un determinado edificio, puede tener una respuesta concreta.

Otro caso, pero de mayor escala, es el que se esta llevando a cabo en la ciudad de Rio de Janeiro de cara a los Juegos Olímpicos. Las autoridades de la Ciudad junto a IBM, están implementando un sistema de control en tiempo real denominado Smarter Cities. Este sistema puede recopilar información de miles de cámaras y sensores que generan un gran flujo de información y permite controlar la ciudad desde una oficina.

En definitiva, la Big Data puede considerarse un “producto” del siglo XXI que comienza a impactar en la disciplina de manera concreta. En la actualidad, la madurez de la tecnología y los software, están permitiendo que su implementación sea cada vez mas accesible.