Por Dardo Villafañe – ARQ Diario de arquitectura
No es propiamente un Boca-River de la informática aplicada al diseño arquitectónico, aunque en el día a día ya hay una competencia entre ambas plataformas, como si se tratara de una lucha entre iguales. Los universos CAD y Building Information Modelling (o BIM), son bien distintos, tanto que este último aún encuentra resistencias. Y no es para menos, ya que su sola aparición implicó un giro copernicano con respecto a su antecesor, algo así como pasar de la escritura manual a la imprenta; del lenguaje analógico al digital, de hablar castellano al chino. En la Argentina, este cambio de paradigma tiene un introductor e impulsor, que logró adaptar este lenguaje a las necesidades locales: el arquitecto Héctor Miller, quien junto a su colega Eduardo De Feo desarrollaron la versión nacional de un sistema que simplifica el diseño de las obras y, lo más importante, incorpora un conjunto de procedimientos capaces de predecir costos de construcción con un margen de error ínfimo. “BIM es un modelo de inclusión para ayudar a los profesionales y generar más trabajo, quitándole responsabilidad a las personas para trasladársela a los procesos”, señala Miller.
Maestro mayor de obras y arquitecto, inventor y consultor internacional, la historia de Miller es más apasionante que extensa. “Todo empezó cuando me recibí, a fines del 1982, y empecé a tener una cantidad de trabajo que excedía mi capacidad de respuesta. Ya venía indagando escenarios que me facilitaran el trabajo, y justo conocí a un ingeniero estadounidense que vino al país con una computadora gigantesca y un programa llamado AutoCAD. Me volví loco cuando vi por primera vez una mecha impresa en 3D y descubrí que no sólo se podía dibujar de manera diferente sino también comunicar distinto”. Miller tomó prestada la máquina a cambio de potenciar la por entonces flamante herramienta informática de diseño arquitectónico.
Cuando se metió de lleno en el mundo universitario –fundamentalmente en la Universidad de Morón–, “todo empezó a ser más divertido, ya que la forma lúdica es la mejor manera de aprender y de contar. Yo notaba que la gente se guardaba las cosas para sí. Era todo muy hermético, pero yo pensaba exactamente al revés. Guardarse las cosas en el cajón para uno no le sirve a uno”.
Hacia 1990 todo se hizo más rápido y vertiginoso. “En 1993 entré a la firma Autodesk, que desembarcó con oficinas latinoamericanas a través de las cuales empezamos con presentaciones y talleres”. Al año siguiente inauguró su primer centro de entrenamiento: Multicad, vinculado a Autodesk en el tema educación. Al mismo tiempo trabajaba en obras de arquitectura propias y para otros estudios. “En ese momento no me quedaba otra que duplicarme”, reflexiona. Después vino otra gran pegada: el momento de la certificación internacional de su taller educativo. “Ganamos el premio al mejor centro de América Latina y uno de los veinte mejores del mundo”.
Pero el momento bisagra en la vida Miller fue cuando conoció a su por entonces alumno, Eduardo De Feo, en 2008. “Para mí fue como conocer a Steve Jobs, alguien con una visión estratégica que a mí me excedía. Vi que él tenía lo que a mí me faltaba, el complemento perfecto. Nos hicimos socios y luego incorporamos al ingeniero Fabián Calcagno, desarrollador de importantes softwares, creando una sociedad que bautizamos como Miller & Co”.
En síntesis, explica Miller, BIM aborda diversos temas vinculados a las obras de arquitectura en forma conjunta y con un método predictivo. Cada decisión o modificación proyectual, por pequeña que sea, permite a BIM calcular los efectos colaterales en múltiples aspectos. “¿Vos tenés un programa para documentar la obra? Sí. ¿Y un soft para acercarla al diseño sustentable? También. ¿Podés hacer cálculos complejos para medir asoleamiento? ¿Fórmulas que analicen arquitectura y estructura, detección de colisiones, certificaciones gráficas? Sí, también puede determinar dónde está cada centímetro de hormigón y cada metro cúbico de revoque. Suena hasta poco creíble, ¿no?”.
Miller & Co asesora a Techint, Caputo, Telefónica, Autodesk (EE.UU.), Kentisur (Uruguay) y SONDA (Chile), a entes públicos como la Dirección de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires, la FADU-UBA o el Colegio Otto Krausse. Hoy desarrolla un reciclado de 100.000 m2 de la sede del Banco Nación, BIM mediante.